Cristina Calderón falleció este miércoles a sus 93 años. Fue oficialmente declarada Hija Ilustre de la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena y también declarada como “tesoro humano vivo” por la UNESCO en el año 2003. Asimismo, fue nominada entre las 50 mujeres protagonistas del Bicentenario de la República de Chile.
Cristina se dedicaba a la cestería, con juncos que ella misma recolectaba. Además, se dedicó a preservar la cultura yagán, dedicándose a la difusión de la lengua, cuentos y leyendas ancestrales de este pueblo,
Cristina Calderón nació en 1928 en Isla Navarino, ubicada en Tierra del Fuego, en donde vivió junto a su familia manteniendo las costumbres y creencias de sus ancestros yaganes, quienes habitaron el continente hace aproximadamente seis mil años.
El pueblo Yagán, fue reconocido por sus habilidades navegando en los tormentosos canales del extremo sur del país, donde para protegerse del frío, utilizaban pieles de lobo y grasa para mantener la temperatura. Además, es reconocida hasta el día de hoy su técnica utilizada para la confección de canastos de junco, técnica que mantendría Calderón.
Si bien Cristina Calderón no vivió exactamente igual a sus ancestros, dentro de su familia se seguía hablando el lenguaje nativo de su pueblo, conservando así el idioma yámana el cual está compuesto por cerca de 32.400 vocablos.
Calderón fue madre de 9 hijos y abuela de 14 nietos, sin embargo, no le enseñó a hablar el idioma a ninguno de sus descendientes, debido en gran parte, a que los más jóvenes se mostraban renuentes a aprenderlo debido a la discriminación que existía por parte de sus compañeros no-yaganes.
No obstante, durante los últimos años sus esfuerzos estuvieron destinados a conservar y transmitir todo lo relacionado a su cultura. De esta forma, creó junto a su nieta Cristina Zárraga un diccionario yámana-español además de un disco en el que Calderón repite en Yagán palabras como viento, perro o alma. Además, participó en la edición de un libro de leyendas e historias originarias de su pueblo, titulado Hai Kur Mamašu Shis (Quiero contarte un cuento).